Naciones Unidas dedica la efeméride que nos convoca, así como determinados días, semanas, años y décadas a temas específicos, para promover sus objetivos a través de la concientización y la acción. En esta oportunidad, las personas mayores (60 años o más) son las protagonistas, pues se ha reconocido la necesidad de reflexionar sobre la prolongación de la vida y la urgencia de construir sociedades más inclusivas y justas para todos los grupos etarios. Si la longevidad es una oportunidad que ofrece el avance médico y tecnológico, resulta imperioso que las comunidades generen consensos sobre cómo transitar la vejez. 
La importancia de celebrar cada 1° de octubre reside, particularmente, en que permite reforzar la construcción identitaria de las personas mayores como titulares de derechos humanos y como ciudadanos activos, lejos de concepciones deficitarias. Si miramos con atención a nuestro alrededor, encontraremos a la población aludida cuidando a otros que necesitan atención –como sucede habitualmente con sus nietos-, participando en actividades voluntarias en organizaciones barriales, vecinales e iglesias -entre las más frecuentes- o enseñando a personas más jóvenes a partir de sus recorridos profesionales y vitales, entre otras muchas experiencias que ponen de relieve sus aportes a las sociedades en las que vivimos.

Por un Día que sea todos los días
La efeméride nos demanda, como ciudadanos, a que la conmemoración no quede acotada a una fecha en particular, sino que sea una constante día a día para que, desde el compromiso social, haya mayor inclusión y equidad entre los distintos grupos etarios. La pandemia de covid-19 ha dejado al descubierto las desigualdades que atraviesan a la población de mayor edad en nuestro país y en el mundo. Resulta evidente que se requieren mejores diagnósticos y nuevas políticas públicas, para atender a las necesidades que enfrentan las personas mayores en el siglo XXI. También podemos beneficiarnos de la acción conjunta entre diferentes instituciones sociales, ocupando las universidades un rol fundamental a tales efectos.
La Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores -adoptada durante la 45° Asamblea General de la Organización de Estados Americanos de 2015 y ratificada en nuestro país en el año 2017 por la Ley Nacional N°27360-, marca cuál es el camino a seguir. Este tratado, de carácter vinculante, prohíbe la discriminación y reconoce los derechos de las personas mayores al bienestar, la salud y los cuidados, entre otros (Dabove, Oddone, Perret, Pochintesta, 2020).
En sintonía con lo anterior, la Década del Envejecimiento Saludable (2021-2030), declarada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, “ofrece la oportunidad de aunar a los gobiernos, la sociedad civil, los organismos internacionales, los profesionales, las instituciones académicas, los medios de comunicación y el sector privado en torno a diez años de acción concertada, catalizadora y de colaboración para mejorar las vidas de las personas mayores, sus familias y las comunidades en las que viven”, según establece la Organización Mundial de la Salud en su sitio web.

Acciones de la UNL para un envejecimiento saludable 
Desde el Proyecto de Extensión de Interés Institucional (PEII), “Pandemia y Personas Mayores: Derechos, Autonomía y Participación” que inició este año y cuenta con un equipo académico interdisciplinario, se promueven los derechos de las personas mayores en pos de garantizar la autonomía e inclusión. Para ello, se articulan acciones con cinco instituciones de las ciudades de Santa Fe y Gálvez.pertenecientes a cinco instituciones. Cuatro de ellas con sede en distintos barrios de la ciudad de Santa Fe, como el Hogar Don Guanella, Comedor Teresa Rocco, Hogar San Joaquín y Comedor Cristo Rey y el Hogar de Ancianos Fundación Berta Bauer de Mollenkopf, de la ciudad de Gálvez. Se están articulando y desarrollando, gracias a la habilitación de la presencialidad, encuentros de expresión y recreación, así como talleres de estimulación física y cognitiva. Las actividades persiguen responder a dos objetivos: capacitar en atención y cuidados de las personas mayores, tanto a los cuidadores de las instituciones como a los familiares interesados, y promover la generación de espacios sociales que permitan la participación activa de aquellas.
Además, desde el Área de Inclusión de la Secretaría de Bienestar, Salud y Calidad de vida de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), a través del programa de Adultos Mayores, se continúa trabajando y manteniendo el contacto con el colectivo de personas de alto riesgo; garantizando así la continuidad, bajo la modalidad virtual, de los talleres que se ofrecían desde antes de la pandemia. El objetivo fue implementar las medidas necesarias para continuar contribuyendo a la salud mental, sosteniendo el valor de la ocupación y de la actividad significativa como un medio genuino para su bienestar. Entre los talleres se encuentran los siguientes: Coro, Juego y Estimulación Cognitiva, Conversaciones sobre Arte, Estimulación de la Memoria, Historia de la música, Teatro, Folclore, Caminata y Gimnasia Recreativa. Los mismos se brindan a través de WhatsApp, correo electrónico o plataforma Jitsi; lo que llevó un tiempo de adaptación al uso de dichas herramientas de comunicación. Actualmente son 197 las personas mayores que realizan los talleres en la modalidad virtual, lo que les ha proporcionado la posibilidad de generar un motivo, un proyecto, un encuentro y quitar la atención del problema actual, generando aprendizajes, reduciendo el aislamiento y favoreciendo la reestructuración de su rutina. La posibilidad de continuar desarrollando los talleres de manera virtual, ha devuelto a las personas mayores algo de lo perdido en esta situación de aislamiento, han sabido aprovechar esta oportunidad con entusiasmo, aceptando sus desafíos.