Durante mucho tiempo, el tema de la depresión fue considerado tabú, algo sobre lo que no se debatía ni dialogaba, que estaba asociado a cierta estigmatización social, al igual que las patologías de salud mental en general, un signo de debilidad. Es por eso que el lema que la Organización Mundial de la Salud (OMS) impulsa este año para el día mundial de la salud es justamente “Hablemos de depresión”. Se trata de una forma de comenzar a poner en el tapete una problemática que ha aumentado un 20% en los últimos diez años y afecta a 300 millones de personas en el mundo sin distinción de edades, géneros o razas.

Las personas con depresión muestran una tristeza permanente y una pérdida de interés por las actividades que disfrutaban cotidianamente, sumadas la imposibilidad de llevar a cabo tareas diarias. El méd. Psiquiatra Guido Bortolozzi, docente de salud mental en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNL, apunta que en la depresión “el estado de ánimo está considerablemente bajo por un periodo sostenido en el tiempo. Esto trae repercusiones a nivel de la vida diaria en nuestras rutinas, nuestras actividades familiares vinculares. Lo podríamos describir como una irrupción en el estado de ánimo habitual de una persona que se ha sostenido. Las variaciones del estado del ánimo pueden ocurrir. Una persona puede tener un mal día, pero eso no va a significar que esa persona esté depresiva. Esto tiene que ser sostenido. ¿Cuánto tiempo? Y, esto varía mucho según los diferentes autores y las distintas escuelas psiquiátricas. Puntualmente la escuela norteamericana habla de al menos un periodo de dos semanas donde el estado de ánimo esté notablemente bajo, donde haya una pérdida de interés y de disfrute de actividades que uno anteriormente disfrutaba. El estado de ánimo de esa persona tiene que ser considerablemente distinto al que tenía anteriormente, como a su vez el interés que tenía sobre las cosas tiene que estar también alterado o disminuido”, afirma. Las variaciones en el sueño y el peso también son indicadores a los que debemos prestar atención. Fundamentalmente se da la pérdida de peso pero también puede ser que haya un aumento del mismo. El cansancio, el insomnio o el sueño excesivo son otros síntomas que podemos detectar.

Hoy la OMS considera que la depresión es la causa de discapacidad más frecuente en el mundo. “Esto no quiere decir que sean capacidades que no podamos volver a recuperar, pero son capacidades que no estamos pudiendo sostener y emplear. Lo incapacitante de estos cuadros es cuando uno justamente no logra buscar la ayuda necesaria. El estado de ánimo influye en nuestra forma de percibir el mundo. Y en estos cuadros el mundo está percibido de una forma negativa”, continúa Bortolozzi. Así, nuestras relaciones en el ámbito social, familiar o laboral se ven afectadas. Teniendo en la evolución del cuadro y lo que va ocasionando, es importante la búsqueda de ayuda profesional pertinente ante los primeros signos o síntomas.

Debido a la creciente importancia de este y otros temas de salud mental a nivel social, desde la Facultad de Ciencias Médicas  se trabajan contenidos a lo largo de las currículas, tanto en las carreras de medicina como en la licenciatura en obstetricia (donde se aborda la depresión post parto) y en las Tecnicaturas de Cosmiatría y Emergencia Prehospitalaria. "Desde la Facultad cambiamos un paradigma de la enseñanza tradicional de la salud mental. No es una materia que comienza y termina sino que es una disciplina de primero a sexto año de la carrera de medicina, por ejemplo. Además de lo netamente biológico nosotros abordamos desde cada unidad de aprendizaje basado en problemas la óptica de la salud mental. La salud mental es uno de los ejes fundamentales de toda la carrera de medicina”, comenta el Secretario Académico de la Casa de Estudios, Méd. Matías Candioti. El abordaje es tanto biológico, como psicológico y social. Se trabaja desde la estructura psíquica, el desarrollo de la identidad y las patologías hasta el abordaje terapéutico, la  ley de salud mental y la prevención.

Prevención, tratamiento, recuperación
 
Si comprendemos a la salud como el bienestar bio-psico-social de una persona, para prevenir la depresión debemos realizar actividades que permitan alcanzar este bienestar. “Es muy importante que  tengamos en cuenta que no es que la persona sea depresiva, sino que la persona está transitando un estado depresivo. Hay diferentes causas por las cuales puede aparecer la depresión. Puede ser una enfermedad primaria, una enfermedad secundaria, consecuencia de otras, parte de algún síndrome como respuesta a una situación del entorno. No necesariamente el origen que abre las puertas de la depresión es el mismo”, consigna Alcira Constanzo, psicóloga del Centro de Salud de la UNL. En términos generales tenemos que tener en cuanta algunos aspectos en nuestra vida para vivir de manera saludable. Dormir bien, a alimentarse de manera adecuada, realizar actividad física de forma conveniente y probablemente supervisada, realizar actividades productivas (sean laborales, educativas, académicas) y tener espacios recreativos, juntarse con amigos.

El tratamiento suele consistir en terapia psicológica, medicación antidepresiva o una combinación de ambos métodos, en conjunto con modificaciones del estilo de vida. Sin embargo, la puesta en palabras de lo que nos sucede y la aceptación de esta problemática, son justamente los primeros pasos para superarla, ya que permiten la reducción de la ansiedad.

La depresión, “cuando no es detectada a tiempo, va generando un deterioro continuo, va aumentando la dificultad para sostener los espacios, los vínculos. Si no es atendida a tiempo va a generar un deterioro notable en la vida de esa persona en todas las esferas diarias posibles y a su vez va a ser cada vez más difícil su recuperación. Esto no quiere decir que se imposibiliten y que ya no tenga sentido plantearse un tratamiento en una persona que lleva varios años en un estado depresivo. La terapia es un espacio importante donde uno puede ir trabajando, elaborando, resolviendo un montón de situaciones y de los conflictos que nos pueden permitir el día de mañana seguir teniendo o manteniendo una mejor calidad de vida”, apunta Bortolozzi.
 
El entorno afectivo es fundamental en la vida del ser humano, es importantísimo y en general dentro de un núcleo familiar. Si en un grupo primario hay una persona que atraviesa un estado depresivo,  los que lo acompañan lo sufren fuertemente también. “Una cosa que a veces cometemos el error de decirle a una persona que está atravesando un estado depresivo es que ‘tenés todo, no tendrías que sentirse así’. Nosotros no podemos negar la percepción de la persona. SÍ tenemos que intentar acompañar a esta persona para que pueda justamente ampliar el análisis de la situación, encontrar alternativas, conectarse nuevamente con el placer y con cuestiones gratificantes, necesariamente no todo el mundo está en situación de poder hacerlo. Hay profesionales para ello, pero a veces hay otros entornos que también lo habilitan, concluye Constanzo.
 
 “Hoy en día cada vez es más difícil sostener esos espacios. Es fundamental poder hacerlo y darnos la importancia a nosotros de poder tener esos espacios. Con el ritmo de vida actual cada vez más se ve una dificultad para que una persona pueda dedicar un tiempo a algo que le gusta y son cosas importantes porque al pasar los años va generando una dificultad.
 
¿Qué podemos hacer para estar mejor?

  • Hablar de nuestros sus sentimientos con alguien de su confianza, alguien que se preocupe por nosotros.
  • Pedir ayuda. A nuestro entorno, pero también a los profesionales de la salud mental.
  • Tratar de no perder esos hábitos que nos hacen sentir bien.
  • Mantener el contacto con familiares y amigos.
  • Alimentarnos y dormir bien.
  • Practicar técnicas de respiración, yoga o relajación.
  • Descansar y dedicar tiempo a uno mismo.
  • Realizar actividad física, preferentemente de manera controlada.