El consumo de tabaco, ocasiona efectos nocivos en la salud de los fumadores y provoca consecuencias también a quienes se exponen al humo ajeno. La dependencia al hábito tabáquico, no sólo es física, sino que también está vinculada con aspectos psicológicos y el entorno social .

Sin embargo, el tabaquismo es un factor de riesgo modificable y prevenible. Por eso es importante continuar haciendo hincapié en los beneficios de dejar de fumar que se pueden percibir desde que se abandona el hábito. “En las primeras horas existe una normalización de la presión arterial, de los niveles de oxígeno, del monóxido de carbono en la sangre y baja la frecuencia cardíaca. Al poco tiempo, empezará a percibir que mejora el gusto y el olfato, aumenta la energía, disminuye la tos y falta de aire, mejora el aspecto de la piel y la circulación de la sangre en las encías, lo que previene la pérdida de piezas dentales”, comentó Andrea Petean, médica generalista y de familia acerca de los beneficios iniciales de dejar de fumar.

Para luego continuar, “al año de abandono, el riesgo de enfermedad coronaria disminuye un 50% y a largo plazo, reduce el riesgo de cáncer, principalmente de boca, pulmones, esófago, estómago y vejiga. Así mismo, la posibilidad de padecer infartos cardíacos o un accidente cerebrovascular son similares a los de alguien que nunca ha fumado”.

Además, la docente FCM-UNL, explicó que dejar de fumar también tiene un impacto positivo en otras esferas. “A nivel laboral, contribuye a obtener un mejor rendimiento, evita el ausentismo por enfermedad y facilita la convivencia en los espacios de trabajo. A nivel económico el beneficio es considerable, no solo por el hecho de no comprar cigarrillos, sino por no tener gastos en medicamentos o consultas por enfermedades. Dicho dinero puede ser utilizado para actividades de ocio, reformas en el hogar o iniciar un emprendimiento”.

Por último y no por ello menos importante, “las personas no fumadoras también se verán beneficiadas, al no estar expuestas al humo de tabaco ambiental, tendrán un impacto positivo en su salud”, indicó Petean.

¿Cómo dejar de fumar en el contexto actual?

“La pandemia nos lleva a repensar nuestros hábitos, a reforzar el compromiso para con nuestra salud, a través de nuevos compromisos individuales y colectivos, si le sumamos el abandono del hábito tabáquico, los beneficios serán aún mayores”, reflexionó Andrea Petean.

En este momento existen factores que facilitan el abandono del hábito tabáquico, “como el deseo de no fumar frente a niños o convivientes y que el hogar sea un ambiente libre de humo de tabaco. La restricción de ciertas actividades sociales que normalmente pueden incitar a fumar, la dificultad en el acceso a la compra de cigarrillos y el impacto positivo que se obtendrá en la economía familiar, también actúan como facilitadores. A su vez, serviría de acción preventiva frente al COVID-19, ya que la acción de fumar implica llevar las manos a la cara, compartir objetos como encendedores o el propio cigarrillo. Además, el humo irrita las vías respiratorias aumentando la mucosidad, la tos y el riesgo de contraer infecciones”, postuló Andrea Petean, médica del Centro de Salud UNL.

Por todo lo expuesto, al tomar la decisión de dejar de fumar, es necesario prepararse para hacerlo. “Empezar por no tener cigarrillos, rodearse de un ambiente propicio, identificando las situaciones que incitan a fumar y diseñando estrategias para evitarlas o sobrellevarlas. Mantenerse activo, realizar actividad física, reemplazar la acción de fumar con algo que disfrutan hacer. En suma, resulta de gran ayuda comunicar la intención de dejar de fumar a las personas con quienes conviven o trabajan, para que actúen en pos de eso”, recomendó la docente.

Es importante mencionar que, “al abandonar el hábito, las ganas de fumar aparecen como oleadas, que duran menos de 3 minutos. Por ello, cuando aparece ese deseo de fumar, se debe concentrar en realizar algo con las manos, tomar un té, cepillarse los dientes o tener al alcance alimentos saludables para masticar, respirar profundo y sentir como el aire ingresa a sus pulmones y ante todo recordar los motivos por los cuales se quiere dejar de fumar”. Cabe recordar que, “a medida que pasan los días, estas oleadas son cada vez más cortas y menos frecuentes. Los primeros días pueden aparecer síntomas de abstinencia, como irritabilidad, ansiedad, dolor de cabeza, dificultad para dormir y aumento del apetito. Es fundamental conocer que todos estos síntomas pueden atenderse e incluso recibir tratamiento farmacológico seguro para mitigarlos, guiados por un profesional de la salud”, concluyó.

Líneas gratuitas de asesoramiento

A nivel nacional, se encuentra la línea telefónica (0800 999 3040) para obtener asesoramiento. Además, en la página web del Ministerio de Salud de la Nación y de la Asociación Argentina de Tabacología (ASAT), se pueden encontrar manuales de autoayuda para dejar de fumar.